En el día de ayer, el Senado aprobó el Proyecto de Ley sobre Servicio Cívico Voluntario, una iniciativa opositora destinada a enclaustrar y controlar a jóvenes pobres en instalaciones militares.
El proyecto es perverso, disimula en sus artículos su intención segregacionista declarando en sus objetivos la “contención a jóvenes en situaciones de riesgo”
¿Quienes pueden ingresar al programa? Aquellos ciudadanos que cumplan con los “requisitos de admisibilidad”, esto es argentinos nativos o por opción de entre 14 y 24 años, permitiendo además el ingreso a “extranjeros con residencia permanente en el país” Obvia referencia no a hijos de anglosajones o europeos, que seguramente no se cuentan entre los “jóvenes en riesgo” sino a los hijos de los residentes de países limítrofes.
El carácter disciplinario y de contención militarizada se revela en las condiciones de alojamiento en “instalaciones de las Fuerzas Armadas” y el dictado de los cursos “a cargo del personal idóneo de dichas fuerzas”, debiendo además, cuando esten alojados en unidades militares “respetar los reglamentos de éstas, referidos a normas de convivencia.” El pack fascistoide incluye además un incentivo económico y la promesa de una salida profesional.
Este es el modelo educativo opositor: Escuelas privadas para quienes puedan pagarlas, escuelas públicas vaciadas y colimba para los pobres.
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