Yo escuché hablar de infraestructura y también ustedes me escucharon hablar de la crisis de Argentina, en el año 2001, cuando el sistema financiero implosionó y se declaró el default más importante de la historia. ¿Qué pasó del año aquel a este año? Este año, en los últimos doce meses, medidos al 30 de septiembre, la Argentina lleva un crecimiento del 9,1 y durante el año pasado - el año de la peor crisis que se recuerda desde los años 30, tuvimos un crecimiento del 0,9. ¿Qué rol ha desempeñado en estos años en estos años, los distintos elementos que aquí se han tratado? Por ejemplo, el sector infraestructura, que no tenía, en la República Argentina, allá por el año 2003, algo más del 0,5 del PBI, en materia de inversión en infraestructura; de un PBI que por cierto era el 50 por ciento del PBI actual. Ahora estamos en más de 4 puntos en materia de infraestructura, de inversión por parte del Estado en materia de infraestructura.
Hemos podido reestructurar nuestra deuda soberana. La primera reestructuración se hizo en el año 2005 y la última se hizo, precisamente, el año pasado, en el peor momento de la crisis mundial donde Argentina reestructuró en un 93 por ciento la deuda defaulteada en el año 2001.
El sistema financiero, nuestro sistema bancario, está absolutamente solvente. Paradojalmente, el no haber podido acceder a los mercados de capital, producto del default del año 2001, impidió que nuestro sistema financiero fuera infectado, o sea, tuviera activos tóxicos de los cuales defendernos. Por lo tanto, durante todo el año 2009, todos los recursos fiscales se dieron, fundamentalmente, a sostener la demanda agregada a incrementarla inclusive.
Si uno observa el grado de, por ejemplo, interacción con los mercados durante la década de los 90, la Argentina, sumado importaciones y exportaciones, tenía un 16 por ciento de su PBI. Sin embargo, actualmente, sumadas exportaciones e importaciones, estamos en un 36,5 por ciento de este PBI actual, lo cual demanda y claramente evidencia una mayor apertura y una mayor integración al mundo.
Hemos tenido también políticas muy importantes de sostenimiento. Yo quiero contarles una anécdota que es muy demostrativa. El año pasado, la filial de GM en la República Argentina, prácticamente se vio en la situación de no tener posibilidades de plantear un nuevo modelo de auto que había ofrecido antes de la crisis y también ante el hecho de tener que despedir trabajadores en una de sus principales plantas, que es una de las plantas más modernas que tiene GM en el mundo y que está en un polo industrial en mi país como es la ciudad de Rosario.
GM central, GM matriz no podía dar recursos y qué hizo entonces el Estado argentino, qué decisión tomó esta Presidenta. Fondear a GM Argentina, permitir que la plataforma de auto que iban a presentar se presentara. Esto no solamente impidió que se despidieran trabajadores, sino que se incorporaran 1.050 nuevos trabajadores. ¿Con qué recursos se hizo esto? Con los recursos que administra el Estado a través de la ANSeS de los trabajadores argentinos.
GM ya ha devuelto la mitad de ese préstamo y va a devolver anticipadamente el préstamo, ha generado nuevos puestos de trabajo, ha generado recursos también para la administración de los trabajadores. ¿Por qué? Porque allí apuntamos fundamentalmente a una cosa: a sostener el vínculo de empleo.
Yo recuerdo haber recibido una visita a principios del año pasado, 2009, de la totalidad de los gremios de la Confederación General del Trabajo de la República Argentina donde nos pedían para paliar la crisis que volviéramos a reestablecer la doble indemnización en caso de despido o la prohibición de despido y yo dije que esa era la mejor manera de agudizar y profundizar la crisis porque el sector privado ante la simple -digamos entre paréntesis- amenaza de que tuvieran que subir sus costos laborales, iba a tener una reacción inversa a la de los trabajadores.
Yo les dije que apuntábamos a dos cosas: a mantener el vínculo laboral de las empresas con sus trabajadores. Para eso sostuvimos y todavía tenemos un sistema de ayuda a las empresas para que eviten despedir gente y si es necesario completar con recursos fiscales parte del salario de los trabajadores de modo tal de seguir sosteniendo el consumo.
También lanzamos políticas activas del Estado a los sectores de menores recursos que no tienen trabajo para que pudieran, finalmente, ayudar también a incluirse socialmente y, al mismo tiempo, sostener la demanda agregada.
Nosotros hicimos del sostenimiento y desarrollo del mercado interno algo clave para poder, precisamente, paliar la crisis externa que nos venía con una reducción de las exportaciones.
Por eso digo que el sostenimiento de la demanda agregada y sobre todo, en los sectores de menores recursos, que son los que menos capacidad de ahorro tienen, si bien podemos decir que es nula la capacidad de ahorro, y por lo tanto, todo lo que reciben lo consumen.
Porque lo más terrible de todo era que el terror que significó en clases medias o clases medias altas el advenimiento de la crisis, traía al mismo tiempo, una contracción del gasto. La contracción del gasto para defenderse, finalmente terminaba operando en contra de los propios trabajadores, por lo tanto, yo me lancé, literalmente, a tratar de convencer a la sociedad argentina que lo único que no podíamos hacer era paralizar el consumo, porque paralizar el consumo era la autoprofecía cumplida de que finalmente todo se caía.
Por eso digo que infraestructura en estos años, una industrialización, una reindustrialización muy fuerte por parte del país, valor agregado, sumar exportaciones, incluir sectores sociales que estaban excluidos.
Por ejemplo, me acuerdo que y muy paralelamente con lo que fue la crisis del subprime de las hipotecas, también hubo una crisis de las hipotecas en el año 2001 en la República Argentina. La gente había contratado hipotecas en dólares y, obviamente luego, producida la caída de la convertibilidad, esto produjo la amenaza de remates masivos de las viviendas.
Bueno, una de las cosas a la cual todos nos abocamos fue a detener durante años hasta que la gente pudiera recuperarse y se pudieran realmente pagar las deudas de que no se realizaran remates, porque en realidad si no estábamos agudizando la crisis. O sea, centramos esencialmente la construcción de un sólido mercado interno del año 2003 que nos permitió, precisamente, en el año 2009 hacer frente a todo esto.
A todo esto además, con cambios de paradigmas en lo que fueron las décadas anteriores donde Argentina tenía déficit comercial estructural, déficit fiscal estructural, nula cantidad de reservas que nos resguardaran de la volatilidad de los mercados.
Curiosamente quienes eran adalides del Consenso de Washington, gobernaron Argentina con déficit fiscal y déficit primario estructural y nosotros reestablecimos los superávit gemelos, lo cual también nos permitió mucha solvencia y destinar recursos fiscales.
Según Naciones Unidas fueron China y Argentina los dos países que más recursos fiscales afectaron para paliar la crisis durante el año 2009 y fue precisamente esto lo que nos permite hoy tener este sólido crecimiento.
Por eso decimos que es importante tener un correcto diagnóstico de la enfermedad porque sino corremos el riesgo de darle distintos remedios al enfermo y cuando uno le da demasiados remedios, finalmente lo termina enfermando aún más.
Por eso creemos que las recomendaciones de infraestructura, las recomendaciones en materia de financiamiento a las pymes que, obviamente, son las que mayor cantidad de trabajo generan, esto también lo hemos podido comprobar en la Argentina desde el año 2003 a la fecha: las mayores generadoras de trabajo han sido precisamente las pymes, es más, en la Argentina las pymes participan en la exportación en un 15 por ciento contra la media de toda América latina de participación de pymes en el sector exportador que es solamente el 5 por ciento.
Hemos también mejorado sustancialmente nuestra posición en reservas, lo cual yo sé que esto está siendo criticado desde algunos sectores, aquellos países que acumulamos reservas, pero lo cierto es que es una forma de defensa de la volatilidad de los mercados y precisamente nos ha ido muy bien porque hemos destinado parte de esas reservas al pago de la deuda, de modo tal que no tuviéramos que destinar recursos fiscales al pago de la deuda y sí a la economía real al mismo tiempo que honrar la deuda con reservas por las cuales anualmente nos pagaban un 0.5 por ciento anual.
Con respecto a la cuestión, digamos, medidas o lo que podía denominarse restricciones al acceso de capitales, en realidad, lo que hemos hecho algunos países...Nosotros tenemos una obligación del 30 por ciento de encaje, para capitales especulativos, no para capitales de inversión, no para capitales destinados a inversión de infraestructura, simplemente especulativos, Brasil ha aumentado también, ha triplicado del 2 al 6 por ciento. Pero eso se debe fundamentalmente al hecho de que no podemos negar también la existencia de fondos especulativos que sin ningún tipo de regulación se trasladan de un lado a otro del mundo impactando negativamente en las economías reales.
Nosotros sostenemos, en síntesis, que las finanzas tienen que volver a la escala de la producción de bienes y de servicios y que tenemos que mejorar los salarios. Porque también es necesario que la gente vuelva a consumir. Si no hay consumo, no hay posibilidades de romper la inercia en materia de crecimiento económico y, además, yo creo que es una lógica absolutamente capitalista, si se me permite para concluir.
El Muro de Berlín se cayó no solo por poderío militar ni por cuestiones de carácter ideológico; el Muro de Berlín se cayó porque los que estaban de un lado querían consumir lo que consumían del otro lado. Esta era en realidad la verdadera lógica de lo que pasó.
Yo creo que hemos olvidado un poco esto y en estos de los derivados financieros, construcción de reproducción de activos financieros que no tenían su correlato de valor en el mundo de la economía real, más imbalances también de países que por su tamaño y participación en el PBI tienen déficit en materia comercial y fiscal estructurales, que terminan transfiriendo también al ser moneda de reserva crisis a otros países, creo que, bueno, todos esos factores están necesitando una evaluación muy serena, muy seria, una evaluación que no impliquen autodefensas que en definitiva terminan impactando luego negativamente en el funcionamiento de la economía global.
Yo creo que la síntesis es que, así como en la Argentina comprobamos que no puede crecer un sector a costa de que derrumbe el resto de la sociedad, me parece que esto también los podemos aplicar en escala global: es imposible que un sector o una economía crezca y el resto decrezca o sea solamente funcional a esa economía.
Me parece que el haber roto los equilibrios económicos también ha coadyuvado a que tengamos esto que fue en un primer momento, reitero y para finalizar, visto como una crisis de carácter estrictamente financiera pero que como todos sabemos, esconde causas mucho más profundas que deben ser abordadas con mucha seriedad y, fundamentalmente, con un concepto de cooperación internacional.
Fundamentalmente también, lo digo como país en desarrollo, como denominada economía emergente, también con un ejercicio de responsabilidad muy grande por parte de los países desarrollados. Porque el nivel de vida de los trabajadores, de los habitantes, de los ciudadanos de los países desarrollados, es sustancialmente superior al de las economías en desarrollo, aún con el decrecimiento de la actividad económica.
Y pretender que las economía emergentes o en desarrollo detengan su crecimiento y su inclusión social, que además esto nos ha permitido ser sistemas políticos que tengan estabilidad institucional, sin inclusión social no hay estabilidad ni viabilidad institucional. Esto lo hemos podido comprobar in situ en toda Latinoamérica.
Me parece que, entonces, la cooperación internacional, con seriedad, responsabilidad y racionalidad, es la clave para abordar los problemas.
Muchas gracias.