Ser kirchnerista. Un producto del pensamiento crítico

En una entrevista en TVR a Aliverti, uno de los pocos periodistas que uno admira y respeta, se le preguntó acerca de la actual posición crítica al gobierno nacional de algunos “ex progres”
Se armó un pequeño debate que concluyó con la afirmación de Aliverti “aca los egos juegan mucho mas de lo que se cree” cuestión que además de una buena remuneración, seguramente es determinante.
Sin embargo, Aliverti coincidió con los conductores del programa en la necesidad de mantener cierta independencia frente a los hechos polìticos, con el argumento de que el apoyo incondicional al gobierno podria acabar con el pensamiento crítico.

Y acá esta el meollo de la cuestión. La aparición de un neoprogresismo que se reconoce como un “ser racional democrático” en oposición al “ser irracional kirchnerista”. Este neoprogresismo se basa en la banalidad de la máxima “apoyo lo bueno y critico lo malo”.Una posición respetable de quien asume la calidad de observador o de quien intenta describir con alguna objetividad (si esto fuera posible) la realidad polìtica y social.

El problema es que este sobrevuelo a la realidad y el  tasado de una identidad polìtica se entiende para algunos veedores como una posición superadora a la defensa del proyecto kirchnerista   Posición que resulta engañosa porque nunca responde a la interpelación del “¿Qué hacer?” y "cómo", y desde ese lugar la defensa del kirchnerismo, es decir, la identidad con el referente y la identificación con el proyecto asume para ellos el lugar de una “religión” o adhesión irracional.

Pero ser kirchnerista, mal que les pese,  es comprender al movimiento nacional, reconocer nuestros avances y nuestras derrotas, conocer a nuestros adversarios, aliados y enemigos, vivir esta epoca.. Entender nuestras limitaciones, las aspiraciones de nuestro pueblo, sus contradicciones y nuestras contradicciones.
Y eso es pensamiento crítico. Y somos el producto de eso.

1 comentario:

  1. Sentirse parte de un proyecto que va de lo individual a lo colectivo supone abandonar los cálculos egoístas y la conveniencia del puesto de observador/a. Esto es para arriesgarse para quienes estiman demasiado sus marcos seguros y sus modelos de análisis con los que nada concreto encaja. Mientras tanto, se permanece ajeno/a en cierta seguridad personal. Y lo que se conquista mientras tanto en materia de justicia posible o de memoria colectiva, se conquista sin ensuciarles el traje ...porque al fin y al cabo, no se han embarrado en la faena.

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