Sra. Vaca Narvaja.- Señor presidente: dado lo avanzado de la hora trataré de ser lo más breve posible.
No quiero dejar pasar por alto algunas cosas que aquí se han expresado. En primer lugar, debo decir con absoluta seguridad que esta sesión especial goza de plena legalidad y legitimidad. (Aplausos.)
En ningún artículo del reglamento se indica que transcurridos treinta minutos desde la hora de citación la sesión se cae si no se ha logrado quórum. No existe ese artículo en el reglamento. Por lo tanto, llamemos a las cosas por su nombre y hablemos con la verdad. (Aplausos.)
Tampoco es cierto que las autoridades de la Cámara hayan tenido actitudes discriminatorias y diferenciadas para con los miembros de la oposición. En estos cuatro años que llevo como vicepresidenta de la Honorable Cámara me ha tocado en numerosas oportunidades presidir sesiones especiales solicitadas tanto por la oposición como por el oficialismo. En todos las sesiones especiales pedidas por la oposición los tiempos de espera y de declaración del fracaso de la sesión han sido acordados con los legisladores opositores. Siempre fueron ellos los que pidieron que se levantara la reunión luego de haber transcurrido media hora o más sin haber logrado el quórum. Incluso –tal como aquí se ha dicho‑, en varias ocasiones hemos esperado más de una hora para ver si se reunía el número suficiente para sesionar. Por lo tanto, queda en claro que no hubo ningún tipo de discriminación ni diferenciación hacia los miembros de la oposición.
Por otra parte, como integrante de la Comisión de Comunicaciones e Informática de la Honorable Cámara quiero decir que también se trabajó conforme a reglamento. Pero lo que más me extraña es que la oposición, que tanto ha criticado la forma en la que se trató este tema en las comisiones, no haya dicho que si se hubiese logrado el quórum en esas sesiones especiales por ellos solicitadas habrían tratado proyectos de ley que no habían sido considerados en las comisiones y que, por ende, no contaban despacho de comisión. (Aplausos.)
Quiero decir –hablemos con claridad‑ que hoy no hubo voluntad política de los que hoy no están en sus bancas para debatir y construir una ley de consenso.
Quiero reivindicar que esta ley ha sido producto de una construcción colectiva democrática y plural. Quiero reivindicar y reconocer el trabajo de aquellos diputados que siguen y son coherentes, así como fieles a sus convicciones, sin un doble discurso: no dicen una cosa afuera y después aquí hacen otra o no quieren dar el debate o no quieren construir una ley como la que estamos construyendo.
Aquí se ha dicho que la autoridad de aplicación debe ser dependiente del Congreso. En ningún lugar del mundo, salvo uno ya mencionado como Gran Bretaña, esto existe. Quiero decir también que la Constitución Nacional es muy clara en cuanto a los roles del Poder Ejecutivo y del Congreso. El Congreso legisla y controla, no gobierna, no administra las políticas públicas. Eso lo hace el Poder Ejecutivo nacional. Lean la Constitución, por favor. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)
Se ha dicho también que esta autoridad de aplicación no tiene control del Parlamento. No es cierto: hay una comisión bicameral y además de esa comisión, elige tres representantes en el marco de la autoridad federal de aplicación. Tiene también el control de auditoría de la SIGEN.
Quiero decir también que la oposición, que hoy no está en sus bancas, ha acordado y aprobado innumerables leyes antes de este Congreso y también con nosotros ahora, donde las políticas de la autoridad de aplicación de todas las leyes ha estado siempre en manos del Poder Ejecutivo nacional.
Casi todas las veces lo han aprobado por unanimidad o por amplia mayoría, y muchos de los diputados que hoy no están aquí presentes.
Para terminar quiero decir que cuando hablaba la señora diputada Marcela Rodríguez –lamento que ahora no esté‑ y planteaba su reparo de que no habíamos puesto el resguardo suficiente en la ley para los sectores para los cuales estamos convencidos que esta ley tiene como objetivo de dar voz a los que no tienen voz, que tengo la plena seguridad y confianza de la modalidad, por la forma en que esta ley se ha construido, con la fuerte participación de las organizaciones sociales y de la política que quiere transformar la realidad.
Estos sectores, espacios políticos y sociales, van a ser los mejores guardianes y defensores de la libertad de expresión, de la palabra y de la ley. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)
No quiero dejar pasar por alto algunas cosas que aquí se han expresado. En primer lugar, debo decir con absoluta seguridad que esta sesión especial goza de plena legalidad y legitimidad. (Aplausos.)
En ningún artículo del reglamento se indica que transcurridos treinta minutos desde la hora de citación la sesión se cae si no se ha logrado quórum. No existe ese artículo en el reglamento. Por lo tanto, llamemos a las cosas por su nombre y hablemos con la verdad. (Aplausos.)
Tampoco es cierto que las autoridades de la Cámara hayan tenido actitudes discriminatorias y diferenciadas para con los miembros de la oposición. En estos cuatro años que llevo como vicepresidenta de la Honorable Cámara me ha tocado en numerosas oportunidades presidir sesiones especiales solicitadas tanto por la oposición como por el oficialismo. En todos las sesiones especiales pedidas por la oposición los tiempos de espera y de declaración del fracaso de la sesión han sido acordados con los legisladores opositores. Siempre fueron ellos los que pidieron que se levantara la reunión luego de haber transcurrido media hora o más sin haber logrado el quórum. Incluso –tal como aquí se ha dicho‑, en varias ocasiones hemos esperado más de una hora para ver si se reunía el número suficiente para sesionar. Por lo tanto, queda en claro que no hubo ningún tipo de discriminación ni diferenciación hacia los miembros de la oposición.
Por otra parte, como integrante de la Comisión de Comunicaciones e Informática de la Honorable Cámara quiero decir que también se trabajó conforme a reglamento. Pero lo que más me extraña es que la oposición, que tanto ha criticado la forma en la que se trató este tema en las comisiones, no haya dicho que si se hubiese logrado el quórum en esas sesiones especiales por ellos solicitadas habrían tratado proyectos de ley que no habían sido considerados en las comisiones y que, por ende, no contaban despacho de comisión. (Aplausos.)
Quiero decir –hablemos con claridad‑ que hoy no hubo voluntad política de los que hoy no están en sus bancas para debatir y construir una ley de consenso.
Quiero reivindicar que esta ley ha sido producto de una construcción colectiva democrática y plural. Quiero reivindicar y reconocer el trabajo de aquellos diputados que siguen y son coherentes, así como fieles a sus convicciones, sin un doble discurso: no dicen una cosa afuera y después aquí hacen otra o no quieren dar el debate o no quieren construir una ley como la que estamos construyendo.
Aquí se ha dicho que la autoridad de aplicación debe ser dependiente del Congreso. En ningún lugar del mundo, salvo uno ya mencionado como Gran Bretaña, esto existe. Quiero decir también que la Constitución Nacional es muy clara en cuanto a los roles del Poder Ejecutivo y del Congreso. El Congreso legisla y controla, no gobierna, no administra las políticas públicas. Eso lo hace el Poder Ejecutivo nacional. Lean la Constitución, por favor. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)
Se ha dicho también que esta autoridad de aplicación no tiene control del Parlamento. No es cierto: hay una comisión bicameral y además de esa comisión, elige tres representantes en el marco de la autoridad federal de aplicación. Tiene también el control de auditoría de la SIGEN.
Quiero decir también que la oposición, que hoy no está en sus bancas, ha acordado y aprobado innumerables leyes antes de este Congreso y también con nosotros ahora, donde las políticas de la autoridad de aplicación de todas las leyes ha estado siempre en manos del Poder Ejecutivo nacional.
Casi todas las veces lo han aprobado por unanimidad o por amplia mayoría, y muchos de los diputados que hoy no están aquí presentes.
Para terminar quiero decir que cuando hablaba la señora diputada Marcela Rodríguez –lamento que ahora no esté‑ y planteaba su reparo de que no habíamos puesto el resguardo suficiente en la ley para los sectores para los cuales estamos convencidos que esta ley tiene como objetivo de dar voz a los que no tienen voz, que tengo la plena seguridad y confianza de la modalidad, por la forma en que esta ley se ha construido, con la fuerte participación de las organizaciones sociales y de la política que quiere transformar la realidad.
Estos sectores, espacios políticos y sociales, van a ser los mejores guardianes y defensores de la libertad de expresión, de la palabra y de la ley. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)
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