Sorpresivamente Cristina anunció que enviará al Congreso un proyecto de ley para adelantar al 28 de junio las elecciones legislativas ante la crisis mundial que amenaza a la Argentina porque en este contexto “sería casi suicida embarcar a la sociedad en una discusión permanente de acá octubre”.
La razón para el adelantamiento es más que atendible, la crisis internacional requiere decisiones políticas inéditas y un clima de paz social para lograr acuerdos con distintos sectores políticos, económicos y sociales para enfrentarla. Cristina ha convocado en este sentido en todos los ámbitos posibles pero la oposición política y mediática irresponsable había decidido priorizar la campaña electoral y la confrontación política.
Ante la decisión, la oposición pegó el grito en el cielo, porque parece que estaban listos para gobernar pero no para armar una lista de diputados en tres meses. En realidad están furiosos porque de esta manera se desarma la estrategia de desgaste que habían acordado para llegar a octubre en mejores condiciones para intentar vencer al oficialismo.
¿Cuáles eran las acciones de la oposición para lograr su objetivo ?
- Crear un clima de derrota del oficialismo, desdoblando elecciones en aquellos distritos donde la oposición tiene fuerza electoral, como el caso de la ciudad de Buenos Aires (PRO) Santa Fe (Socialismo) y Corrientes (UCR)
- Promover el conflicto con las patronales agropecuarias, devaluando las medidas del gobierno y potenciando los reclamos del sector.
- Usar políticamente el tema de la inseguridad, convocando a marchas, audiencias públicas, promoviendo el malhumor social.
- Potenciar las señales de la crisis mundial que afecten a la economía argentina.
- Recrear un parlamentarismo trucho, plagado de sesiones especiales en minoría hasta octubre donde concurriría la oposición para tratar temas diversos, jugando al gobierno paralelo para mostrar a la sociedad que de esa manera se tratan los “problemas nacionales”
- Y desde ya, todo acompañado con la abundante presencia de los multimedios opositores, en reportajes aduladores, declaraciones nutridamente cubiertas, audiencias en cadenas de los multimedios y conferencias de prensa sin repreguntas.
Cabe aclarar algo, el debate oficialismo-oposición es absolutamente necesario en tiempos de campaña electoral y crisis económica, pero también es necesario gobernar y mantener la actividad y el empleo, preocupación de millones de argentinos.
Y el problema fundamental de la incompatibilidad entre los dos momentos, campaña y crisis, es que ningún espacio de diálogo y convivencia parece posible porque la oposición le niega al oficialismo su legitimidad electoral y política.
La oposición está convencida en que representa a la mayoría y los grandes medios de comunicación opositores dicen que expresan las preocupaciones y necesidades de "la gente".
Precisamente la única forma de corroborarlo es mediante el voto popular.
Nosotros defendemos nuestro modelo y la oposición presentará su alternativa, hasta ahora desconocida para todos los argentinos, pero quizás en poco tiempo se dignen en explicarlas una vez que logren organizar su representación política.
Y cada argentino elegirá. Es simple, es claro.
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