Cristina en el encuentro de mujeres militantes de Avellaneda

Gracias, muchas gracias hermanas, compañeras de género: tal vez por una de esas casualidades que tiene el destino nos hayamos encontrado para acordarnos de nosotras, de nuestras vivencias, de nuestros problemas un 11 de marzo, déjenme contarles que fue un 11 de marzo la primera vez que esta Presidenta de los argentinos emitió su voto en elecciones libres y sin proscripciones. ((APLAUSOS).
Hoy, lo que casi parece un ejercicio normal que los ciudadanos y las ciudadanas ejercemos cada dos años, déjenme contarles que cuando yo tenía la edad de muchos de ustedes que están aquí, 17, 18 años, no lo podíamos hacer. Es bueno acordarse de estas cosas para saber cómo hemos ido construyendo la historia los argentinos. Y yo, como una mujer del pueblo, como una militante convencida de toda la vida, vengo a saludar hoy a ustedes, mujeres comprometidas no solamente con una idea o con un partido sino también con la ayuda al prójimo, con la solidaridad, en el combate de la lucha contra la droga, contra la pobreza, contra la violencia.
Déjenme decirles que tampoco debe ser casualidad que justamente hoy también se sancionó en nuestro Parlamento, en nuestra Cámara de Diputados la ley que incorpora la figura de la violencia contra la mujer. (APLAUSOS) Déjenme agradecerles a nuestras diputadas, a nuestras senadoras, a todos aquellos y aquellas de los distintos partidos políticos que se comprometieron con un flagelo que tiene que ver con nuestra condición de género. Yo sé hermanas que hoy uno de los principales problemas que tenemos es la inseguridad, y si alguien sabe y conoce de inseguridad e incertidumbre somos nosotras las mujeres desde muy chicas. (APLAUSOS) Hemos sido siempre educadas en ese miedo por nuestro género y por ser la víctima propicia de aquellos que tienen más fortaleza. Desde que una es chiquita, apenas de pocos años, ya comienzan a hablar de nuestra debilidad y de cómo tenemos que cuidarnos. Y luego también muchas veces sufrimos la experiencia de la violencia doméstica, y muchas veces a una mujer no le hace falta salir de la casa para sufrir la inseguridad, muchas veces esa inseguridad también está dentro de las casas cuando son atacadas. En nombre de todas aquellas que alguna vez han sufrido la agresión, la violencia, y luego la desatención, porque cuando concurren a una comisaría no son atendidas; tal vez alguna ultrajada tiene que dar cuenta de que no fue la provocadora de tal o cual cosa, ahí tenemos entonces en toda su dimensión lo que significa ser mujer.
Déjenme contarles, como Presidenta de todos los argentinos, que esas diferencias no sólo se dan abajo en el pueblo, se dan también en todos los niveles; se puede ser presidenta de la República y siempre tenés que estar demostrando que valés, que sos inteligente, siempre nos pasa. A veces también me pregunto si muchas de las cosas que se han hecho y que se han dicho sobre esta mujer en este año y pico de ejercicio del poder, si alguna vez lo dijeron sobre alguno de los presidentes hombres que han ejercido, seguramente que no, porque todavía falta un largo camino hermanas de género, falta tiempo todavía compañeras para ser tratadas en forma igualitaria, en la casa o en el trabajo, en el sindicato o en la calle, o tal vez en la Primera Magistratura.
Pero no vamos a desmayar, tenemos mucha fortaleza, tenemos mucha convicción, tenemos la fortaleza de dar vida. Tuvimos también la fortaleza de esas mujeres que poniéndose un pañuelo blanco en la cabeza salieron a hacer lo que ningún hombre se animaba a hacer en la República Argentina. (APLAUSOS)
Por eso a las mujeres no se nos honra porque nos recuerden un día, queremos que nos recuerden y nos consideren los 365 días del año, queremos ser protagonistas de la historia, porque hemos puesto mucho y lo vamos a seguir haciendo en todos los frentes. Muchas de ustedes son trabajadoras sociales, mujeres al frente de organizaciones no gubernamentales en la lucha contra el paco, contra la droga, peleándole a la vida y a la adversidad; hemos demostrado que somos capaces aún con dificultades, en adversidades, con piedras en el camino que a diario nos ponen, de construir una sociedad diferente.
Quiero convocarlas a todas, a nosotras, a las que pertenecemos a un partido, a las que no tienen partido, a aquellas que han abrazado causas sociales, a aquellas que creen que es necesario seguir trabajando por una Argentina más justa, donde se redistribuya el ingreso, donde el trabajo y la educación vuelvan a ser protagonistas definitivos de nuestra historia. Yo estoy segura, hermanas y compañeras, que el día que logremos que todos los argentinos tengan trabajo, el día que logremos que todos los argentinos puedan acceder a la educación, el día que logremos que tener vivienda, agua potable o cloacas no sea solamente privilegio de algunos pocos, estoy segura de que ese día comenzaremos la batalla final contra la inseguridad, porque esas son las verdaderas raíces, esas son las verdaderas causas, la pobreza, la miseria, la desigualdad. Lo saben ustedes, muchas de las mujeres que luchan y trabajan contra las adicciones por lo que les ha pasado a sus hijos. Saben que sin son pobres la adicción mata al hijo porque consume paco, pero que si tiene plata el hijo es solo un adicto porque puede consumir algo de mejor calidad. Esto es así, sin hipocresías, sin mentiras. Que no nos digan o nos hagan creer que son los pobres solamente los que se drogan, que solamente son los pobres los que delinquen, tal vez ha habido en nuestro país muchos otros que delinquieron de guante blanco, pero esos no son señalados ni castigados por ningún código ni por ninguna justicia. Vimos allá en el 2001 cómo se vaciaban los bancos, vimos quiebras que nunca nos pudieron explicar, vimos derogar normas para que precisamente quienes habían vaciado la Argentina en un verdadero proceso de subversión económica no fueran castigados.
Por eso es necesario hablar sin hipocresía de los problemas que tenemos los argentinos, problemas que tenemos que encarar unidos, con ideas y junto a las instituciones. Porque además tenemos la inmensa suerte de vivir en un país donde cada uno puede decir lo que piensa, donde cada uno tiene la libertad de expresarse, no pasaba esto cuando era muy joven. Son cosas entonces que tenemos que saber los argentinos para poder encarar las luchas que este pueblo necesita con justicia, con equidad y en democracia, que es la gran defensa, el gran reaseguro de todos nosotros, vivir en una sociedad democrática. (APLAUSOS)
Quiero saludarlas a todas y convocarlas a esta lucha por una Argentina más justa, más equitativa, en donde todos y todas tengan la misma igualdad de oportunidades. El día que logremos que cada argentino y cada argentina pueda elegir la vida que va a tener, ese día seremos definitivamente libres.
Gracias compañeras, gracias hermanas, las abrazo con el corazón.

PD: Che Macri, aprendé en lugar de poner una gigantografía de un millón de pesos de una cheta durmiendo como "homenaje" a la mujer.



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