Moyano y Scioli, un camino de ida

Aunque resulta obvio, algo quedó absolutamente claro en estas últimas horas. Moyano y Scioli tienen proyectos políticos propios y no aceptan la conducción de Cristina. Por lo cual su construcción deberá desarrollarse por fuera del kirchnerismo, alejado de su sombra.

El caso de Moyano no es nuevo. El 29 de abril del año pasado se realizó el acto del día del trabajador en la 9 de julio, faltaba poco tiempo para las elecciones y se esperaba un fuerte apoyo a Cristina. Algo de eso hubo, aunque se trató fundamentalmente de la presentación pública y multitudinaria del partido moyanista en la cara de todo el gabinete nacional enviado por la Presidenta. Todos nos bancamos eso, incluído aquel poema infumable dedicado a Hugo.

A partir de ahí, no hubo vuelta atrás y nos tiramos con “de todo” hasta ayer. El paro de distribuidores de combustibles que amenazó con paralizar el país y la penosa escena de un Moyano abrumado lanzando el paro nacional en TN con la anuencia de Bonelli y Melconian pusieron las cosas política y simbólicamente en su lugar.

Hoy, un poco mas frío y lúcido, Moyano reculó, firmó la paritaria y tranformó un plan de lucha sectorial destituyente en algo más conocido y previsible. Un paro nacional con movilización.

En el caso de Scioli, su prescindencia y distancia física y política del conflicto pusieron una palada de tierra más a su atropellada carrera presidencial, al menos como heredero natural del kirchnerismo. En su haber, tiene una sumatoria de gestos y hechos para nada ingenuos. El encuentro y las fotos en La Ñata con Macri, mientras Cristina era sometida a una operación, su lanzamiento presidencial, sus reuniones con Lavagna, los guiños del "fundador" Fernandez y los armadores del “poskirchnerismo” Y como broche de oro, el cónclave con Moyano, una semana antes del paro desestabilizador.

Sin embargo, en ambos casos, es inapropiada la calificación de traidores. Moyano y Scioli son lo que son y acompañaron hasta acá, al modelo y al proyecto. Vienen avisando, más o menos explícitamente aunque seguramente esperaban una maduración más lenta de los acontecimientos para posicionarse más comodamente.

Se abren muchas discusiones a partir de ahora, entre ellas las que hacen a lealtades e identidades aunque a esta altura hay algunas cosas que habría que tener claras.

En primer lugar, hay que entender que a pesar de los conflictos entre la conducción del movimiento nacional y sus partes, como peronistas, estamos obligados a comprender y actuar a partir de la unidad de los objetivos del proyecto, tolerando las limitaciones del proceso y fundamentalmente aceptando la conducción de Cristina que tiene su prestigio bien ganado.

En segundo lugar, desde el 2003, la recuperación del peronismo en particular y del movimiento en general como herramienta de transformación requiere compromisos y lealtades que exceden la idea de “ciclo” y de la visión del partido como dispositivo electoral. El "vamos por todo" implica entonces el rechazo al trasvasamiento administrativo y electoral de funcionarios y dirigentes hacia versiones del peronismo mas amigables con las corporaciones. Esa vía siempre lleva a la pérdida de conquistas de los trabajadores y culmina con la restauración del orden neoliberal y conservador.

Se entienden las necesidades sectoriales y las aspiraciones personales, pero ese camino los lleva afuera, no por sectarismo, sino porque está en juego la profundización del modelo de desarrollo con inclusión.

1 comentario:

  1. estoy contenta porque scioli ya mostro sus cartas, hasta ayer era un tibio nada mas, ahora es un traidor,igualito a moyano , me encanta, por eso hoy mas ke nunca todos con cristina.

    ResponderEliminar