Después de recorrer actos kirchneristas, Beatriz Sarlo se le animó a 6, 7, 8 en la Televisión Pública. Un programa que le resulta evidentemente molesto al gorilaje nacional.
De movida Sarlo tuvo toda la intención de armar un escandalete, calentando el clima con su critica a los “recortes” en los informes del programa. Como nadie picó, ensayó un discurso más moderado pero con fuertes criticas al kirchnerismo cuya defensa asumió como corresponde el compañero Mariotto, un funcionario político.
A su antipatía natural, se le sumó una notoria incomodidad. Beatriz volvía una y otra vez a su rol de denunciadora del “régimen” y del programa “goebbeliano”
Imposible discutir sobre sus argumentos: denuncia recortes de la información en 6, 7, 8 a la vez que afirma que compra tres diarios para tener una idea general de lo que pasa en el país asumiendo implícitamente que toda información es un recorte. Daba para un “Y Boston ? ” como dice Aníbal.
Uno se pregunta, ¿para que va a los actos? ¿para que va al programa ? Quizás tiene la ingenua idea que engrimiendo un “yo estuve ahí” pueda darle algo de densidad a sus observaciones acerca del kirchnerismo. Pero el problema es que vaya donde vaya siempre lleva consigo sus prejuicios.
Aunque la pregunta de fondo es ¿para que la invitan? Cuando hablamos de pluralidad hablamos de otra cosa, como dijo Mariotto. No es la larga mesa de invitados en un programa ni en un canal, sino la desmonopolización y la multiplicidad de medios que libremente puedan tener la linea editorial que les plazca. Lo otro, es la lógica de la acumulación mediática. Quien decide es el dueño y se permite como mucho un Tenembaum cooptado para dar la falsa idea de pluralismo. Y el límite es tangible, recuerdo una vez el triste papel de Lorena Maciel en TN leyendo un “comunicado de la empresa” en relación a la causa de apropiación de los “Noble Herrera”
Que quede claro, nosotros tenemos derecho a un 6, 7, 8, simplemente por el hecho de que la voz de millones que votamos a Nestor y Cristina no tenía un “recorte” que nos representara. Y como dice Aníbal, “Si no le gusta cambie de canal y se terminó".
Las repercusiones del programa fueron las previsibles, Clarin y La Nación dan ganadora a Sarlo, agitaron con encuestas a sus lectores, se divirtieron con el “conmigo no, Barone” y llamaron para que Lanata certificara que en minoría Sarlo le ganó a 6, 7, 8.
Bastante poco para lo que fue pensado como una gesta.
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