La muerte de las AFJPs les duele y mucho

Les duele. Al neoliberalismo vernáculo (un patético espectro que va de operadores financieros a periodistas bien pagos, pasando por empresarios de la timba) le duele ser testigo del final del sistema privatizado de jubilaciones. Se les cae el muro encima.

Les duele y saltan espantados porque lo que se les cae encima es la obra cumbre del saqueo neoliberal en la República Argentina. Les duele más que la nacionalización del Correo (no se si algunos se acuerdan de la lamentable gestión de Macri) y que la nacionalización de Aerolíneas Argentinas (farsesco paradigma de las inversiones extranjeras).

La creación del sistema de jubilaciones privadas fue la más vergonzosa expresión de la rapiña neoliberal. Quebrar un sistema solidario a favor de la capitalización individual fue obra de personajes inescrupulosos que lograron inocular en la sociedad argentina que la salida individual (el sálvese quien pueda) era la solución a nuestros problemas. Una gran mentira ya que una sociedad sólo trasciende como tal a partir de la construcción de lazos de solidaridad: en salud, educación, protección social, etc.

En realidad durante más de diez años algunos vivos lograron burlarse de una amplia mayoría prometiéndoles un mundo de goce pleno mientras incautaban su capital social, su trabajo, sus ahorros bancarios y también los jubilatorios.

El circuito era perverso. Dinero que hasta 1994 manejaba el Estado, a partir de entonces pasó a manos privadas (previa recaudación del Estado) para luego prestárselo a una interesante tasa de interés. Además del total recaudado por cada aportante, un parte suculenta era descontada en concepto de comisiones y otros gastos entre los que se incluía la publicidad en los grandes medios de comunicación. Negocio redondo para la patria financiera.

“El 75 por ciento del dinero de las jubilaciones privadas está invertido en títulos y acciones que vienen cayendo desde 2007 y se desplomaron con la crisis. (…) Actualmente hay 446.000 jubilados que cobran (o deberían cobrar) sus haberes de las AFJP porque hicieron su aporte previsional enteramente a ellas. Sin embargo, al 77 por ciento de esos jubilados, el Estado les tiene que pagar algo. Y la lógica indica que cuantas más personas se jubilen en el sistema privado, más va a tener que desembolsar el Estado. Los números son elocuentes: a 33.000 personas jubiladas por AFJP el Estado les tiene que pagar el 100 por ciento de su jubilación, porque su dinero en las AFJP se evaporó. A 220.000 personas les paga la mitad de la jubilación. A otras 100.000 les paga algo de la jubilación. Y sólo el 23 por ciento (103.000 jubilados) cobra enteramente sus haberes de las AFJP. (…) De las últimas 70.000 personas que ingresaron al mercado laboral, 63.000 (el 90 por ciento) optaron por el sistema de reparto y sólo 7000 (10 por ciento) eligieron las AFJP. Actualmente aportan a las AFJP unos cinco millones de personas y al Estado unos 3,5 millones.” (Página 12, 20-10-08)


Pocas fueron las voces que en plena orgía menemista se alzaron contra esa política de desguace del Estado argentino. Quiero aquí rescatar una de ellas, la del por entonces diputado del Grupo de los Ocho, Moisés Fontela, quién advirtió: “Más inteligente que los funcionarios que pretendían embaucarnos con las ventajas sociales del cambio de régimen, González Fraga puso las cosas en su punto: se trata de cambiar de dueños a la Argentina, cambiar de manos el control del poder económico. Lo primero fue sacar de ese control al Estado, luego la lucha por la hegemonía pasa por desalojar a los sectores tradicionales (propietarios de los bienes productivos) y reemplazarlos por los nuevos sectores emergentes, de servicios y financieros, vinculados a empresas trasnacionales o estatales extranjeras. En definitiva, la construcción de un nuevo sistema de dominación: la colonización financiera. (…) Al servicio de la propaganda del sistema privado están el discurso oficial, millones de pesos gastados en publicidad, y las noticias y comentarios de medios periodísticos que viven de los intereses de anunciantes interesados en ese fabuloso negocio”.

La recuperación social del sistema previsional pasa a debatirse en el Congreso. Una vez más los distintos actores políticos podrán decidir si votan a favor del poder concentrado o de la construcción de un nuevo modelo de sociedad: inclusiva, solidaria y con capacidad autónoma para su desarrollo. Los argentinos todos tendremos que decidir de qué lado de la historia nos ponemos.


Ardi Beltza

1 comentario:

  1. Es que la propiedad privada no tiene derecho a perjudicar a los demás. Demasiado ganaron estas empresas privadas desde la fiesta menemista hasta hoy. Algunos dicen que se han quedado con 9 millones? Pero la timba financiera los ha perjudicado, y este gobierno, se ha dado cuenta, bien a tiempo, que si las empresas quiebran, o siguen en baja, incumpliendo los compromisos asumidos, serán los argentinos los que pagarán la fiesta ajena. Pero le corresponderá al Estado proteger a tanto jubilado que queda sin nada...
    Aprecio esta medida gubernamental. Muchos han salido a hablar de robo o de otras falacias... pero hay que ver que son los mismos que se oponían a la conformación de las AFJP en otros momentos históricos (y nefastos para el País) Está visto que la oposición no critica para mejorar, sino para oponerse sistemáticamente, en beneficio propio y no del gobierno del que muchos forman parte...
    Los saludo!

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