El Partido Justicialista, ante el antidemocrático ataque que con ánimo destituyente y falta de respeto a la voluntad popular se ha hecho a la Presidenta y a los Gobernadores, se ve en la obligación de fijar claramente su posición política.
No es que sorprenda que tales actores, en nombre de la defensa del campo, incurran en esa práctica, que no hace más que retrotraernos a jornadas de 1930, 1955 y 1976, cuando aquel ánimo destituyente fructificó en golpes de estado, siempre argumentando en contra de acciones de los gobiernos elegidos por el pueblo, para culminar apoyando planes como el de Martínez de Hoz.
Lo que sf sorprende es la virulencia de un lockout salvaje e interminable con el que pretenden erigirse en dueños del derecho a transitar, se ufanan de desabastecer y no les importa encarecer los alimentos que las familias argentinas necesitan en su mesa.
Sorprende que en esas condiciones pretendan que pueda haber un diálogo bajo presión; sorprende que invoquen voluntad de diálogo cuando sólo conciben ganar o ganar; sorprende que hablen de dialogar cuando simplemente desacreditan o conciben a las autoridades electas como un
obstáculo.
1.
En defensa de la voluntad popular respaldamos la labor de la Presidenta de la Nación Dra. Cristina Fernandez de Kirchner y la de los Gobernadores, en especial cuando dan pasos sustanciales para una mejor distribución de la riqueza, que no puede hacerse sin que los que más tienen pongan más.
En consecuencia, exigimos pleno respeto a la voluntad popular y no consentiremos callados ningún artero ataque al gobierno nacional y popular que conducen.
2.
En cuanto ha sido plebiscitado por la mayoría y sin necesidad de segunda vuelta, sostenemos la vigencia del modelo de país que estamos construyendo.
Un proyecto nacional y popular, de inclusión social, de crecimiento con empleo y una más justa distribución de la riqueza, de pleno e irrestricto respeto por los derechos humanos, de construcción y concertación plural abierta y democrática, de renovación de la Corte Suprema, de reformas institucionales
profundas.
3.
Por los resultados obtenidos ratificamos el rumbo económico con superávit fiscal primario equivalente al 3% del PBI promedio en los últimos seis años, superávit comercial, reducción del endeudamiento, incremento de reservas, política monetaria prudente y tipo de cambio competitivo y estable que permitió el crecimiento de las exportaciones de 25.600 a más de 65.000 millones de dólares.
Con esa política la República Argentina, por primera vez en su historia ha crecido a un promedio acumulativo equivalente al 9% anual, lo que supera el 54% en cinco años, bajando la pobreza del 54 al 20,6%; la indigencia del 28 al 6%; el desempleo del 26,6 al 7,5% con la generación de casi 3,6 millones de puestos de trabajo; reducción de la deuda pública en 70.000 millones de dólares; llevamos ya seis años de superávits comercial y de cuenta corriente; hemos cancelado la deuda con el FMI que condicionó cincuenta años de historia argentina; redujimos el empleo informal del 52 al 37,3%; las jubilaciones y pensiones aumentaron cuatro veces en su valor; las reservas crecieron de 8.200 a más de 50.000 millones de dólares; todo ello en el marco de una importante recuperación del poder adquisitivo de los salarios.
Con esas políticas, constituyendo los derechos de importación y exportación un ingreso federal para proveer a los gastos de la Nación, como dice el art. 4 de la Constitución Nacional, han formado parte de los casi 65.000 millones de pesos en obras de infraestructura, vivienda, escuelas, hospitales que se distribuyeron federalmente, al tiempo que se multiplicaron por seis las transferencias de origen nacional a las Provincias.
4.
Destacamos el esfuerzo realizado para ayudar al desarrollo del sector agropecuario con múltiples medidas.
En ese orden se destacan el tipo de cambio competitivo, con ahorro fiscal para garantizar su competitividad; precio diferencial del gasoil a sólo un tercio de cualquiera de los países vecinos; reducción del IVA del 21 al 10,5 % para fertilizantes y herbicidas para abaratar el costo de los insumos del sector; reembolso del IVA por un 15% para los bienes de capital producidos en el país y régimen de amortización acelerada para la fabricación de tractores, herramientas, fumigadores y máquinas agrícolas; reducción del 21 al 10,5% para la venta de cereales y oleaginosas que se comercializan en el país, así como subsidios a las tasas de interés, reprogramación de los plazos y condiciones flexibles para resolver los problemas de endeudamiento de productores agropecuarios.
Como resultado de esas políticas, la superficie sembrada aumentó de 26,1 a casi 32 millones de hectáreas; el volumen de la producción se incrementó de 65 a 97 millones de toneladas; las hectáreas hipotecadas bajaron de 14 a 4 millones y de 48.000 productores en mora bancaria se pasó a 6.705 productores; las exportaciones del sector aumentaron de 13.000 a 35.000 millones de dólares; las maquinarias, herramientas y tractores crecieron diez veces; en esas condiciones, el valor de los campos se incrementó cinco veces pasando de 2.500 a 15.000 dólares por hectárea en algunos casos.
5.
En su intento por constituirse en un partido agrario de oposición política, los pretendidos dirigentes rurales insisten en su rechazo al modelo, a la política económica y a las políticas agropecuarias insistiendo en que quieren ir mucho más allá de las retenciones, agraviando y descalificando, buscando imponer y no dialogar.
Asi han querido ignorar las correcciones ya realizadas en materia de retenciones teniendo como objetivo compensar y mejorar la situación de los pequeños productores y los de las zonas extrapampeanas y no escuchar las propuestas para la solución del problema de los mercados a término.
No se nos escapa que es una disputa de intereses en donde se debe ceder renta. Un 2% de los productores, que concentran el 50% de la producción, no quieren aportar al país los casi 750 millones de dólares correspondientes. Un sector no puede pensarse más importante que el conjunto y la redistribución debe realizarse desde los que más tienen a los que menos tienen y el Estado es el único que a través de sus autoridades legítimas puede operar ese cambio.
Por supuesto, no confundimos la actitud de quienes denunciamos, con aquellos pequeños y medianos productores, mujeres y hombres de campo esforzados, que conforman todos y cada uno de nuestros pequeños pueblos, a quienes seguimos convocando a esta lucha por construir un nuevo país en un dialogo que construya nuevos consensos.
Nos queda todavía mucho por hacer, nos falta para concretar los ideales, nos queda mucho por mejorar, pero sólo podemos hacerlo en el marco de la democracia, el pluralismo, el respeto a las ideas y a la voluntad popular expresada en comicios libres y sin proscripciones.
Lo haremos con la misma convicción y el mismo coraje, la misma energía y el mismo compromiso.
Frente a los agoreros y golpistas que pretenden en definitiva detener los cambios y repetir la historia de largos desencuentros de la Patria, como en el 30, el 55, el 76 y otros golpes de Estado, desde el Partido Justicialista, con apertura y pluralidad asumimos el compromiso de seguir construyendo una nueva Argentina, porque queremos luchar por lo que nos falta, poniendo todo lo que nos sobra: coraje, energía y entusiasmo por un país para todos los argentinos.
LA PATRIA SOMOS TODOS.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 27 de mayo de 2008.-
No es que sorprenda que tales actores, en nombre de la defensa del campo, incurran en esa práctica, que no hace más que retrotraernos a jornadas de 1930, 1955 y 1976, cuando aquel ánimo destituyente fructificó en golpes de estado, siempre argumentando en contra de acciones de los gobiernos elegidos por el pueblo, para culminar apoyando planes como el de Martínez de Hoz.
Lo que sf sorprende es la virulencia de un lockout salvaje e interminable con el que pretenden erigirse en dueños del derecho a transitar, se ufanan de desabastecer y no les importa encarecer los alimentos que las familias argentinas necesitan en su mesa.
Sorprende que en esas condiciones pretendan que pueda haber un diálogo bajo presión; sorprende que invoquen voluntad de diálogo cuando sólo conciben ganar o ganar; sorprende que hablen de dialogar cuando simplemente desacreditan o conciben a las autoridades electas como un
obstáculo.
1.
En defensa de la voluntad popular respaldamos la labor de la Presidenta de la Nación Dra. Cristina Fernandez de Kirchner y la de los Gobernadores, en especial cuando dan pasos sustanciales para una mejor distribución de la riqueza, que no puede hacerse sin que los que más tienen pongan más.
En consecuencia, exigimos pleno respeto a la voluntad popular y no consentiremos callados ningún artero ataque al gobierno nacional y popular que conducen.
2.
En cuanto ha sido plebiscitado por la mayoría y sin necesidad de segunda vuelta, sostenemos la vigencia del modelo de país que estamos construyendo.
Un proyecto nacional y popular, de inclusión social, de crecimiento con empleo y una más justa distribución de la riqueza, de pleno e irrestricto respeto por los derechos humanos, de construcción y concertación plural abierta y democrática, de renovación de la Corte Suprema, de reformas institucionales
profundas.
3.
Por los resultados obtenidos ratificamos el rumbo económico con superávit fiscal primario equivalente al 3% del PBI promedio en los últimos seis años, superávit comercial, reducción del endeudamiento, incremento de reservas, política monetaria prudente y tipo de cambio competitivo y estable que permitió el crecimiento de las exportaciones de 25.600 a más de 65.000 millones de dólares.
Con esa política la República Argentina, por primera vez en su historia ha crecido a un promedio acumulativo equivalente al 9% anual, lo que supera el 54% en cinco años, bajando la pobreza del 54 al 20,6%; la indigencia del 28 al 6%; el desempleo del 26,6 al 7,5% con la generación de casi 3,6 millones de puestos de trabajo; reducción de la deuda pública en 70.000 millones de dólares; llevamos ya seis años de superávits comercial y de cuenta corriente; hemos cancelado la deuda con el FMI que condicionó cincuenta años de historia argentina; redujimos el empleo informal del 52 al 37,3%; las jubilaciones y pensiones aumentaron cuatro veces en su valor; las reservas crecieron de 8.200 a más de 50.000 millones de dólares; todo ello en el marco de una importante recuperación del poder adquisitivo de los salarios.
Con esas políticas, constituyendo los derechos de importación y exportación un ingreso federal para proveer a los gastos de la Nación, como dice el art. 4 de la Constitución Nacional, han formado parte de los casi 65.000 millones de pesos en obras de infraestructura, vivienda, escuelas, hospitales que se distribuyeron federalmente, al tiempo que se multiplicaron por seis las transferencias de origen nacional a las Provincias.
4.
Destacamos el esfuerzo realizado para ayudar al desarrollo del sector agropecuario con múltiples medidas.
En ese orden se destacan el tipo de cambio competitivo, con ahorro fiscal para garantizar su competitividad; precio diferencial del gasoil a sólo un tercio de cualquiera de los países vecinos; reducción del IVA del 21 al 10,5 % para fertilizantes y herbicidas para abaratar el costo de los insumos del sector; reembolso del IVA por un 15% para los bienes de capital producidos en el país y régimen de amortización acelerada para la fabricación de tractores, herramientas, fumigadores y máquinas agrícolas; reducción del 21 al 10,5% para la venta de cereales y oleaginosas que se comercializan en el país, así como subsidios a las tasas de interés, reprogramación de los plazos y condiciones flexibles para resolver los problemas de endeudamiento de productores agropecuarios.
Como resultado de esas políticas, la superficie sembrada aumentó de 26,1 a casi 32 millones de hectáreas; el volumen de la producción se incrementó de 65 a 97 millones de toneladas; las hectáreas hipotecadas bajaron de 14 a 4 millones y de 48.000 productores en mora bancaria se pasó a 6.705 productores; las exportaciones del sector aumentaron de 13.000 a 35.000 millones de dólares; las maquinarias, herramientas y tractores crecieron diez veces; en esas condiciones, el valor de los campos se incrementó cinco veces pasando de 2.500 a 15.000 dólares por hectárea en algunos casos.
5.
En su intento por constituirse en un partido agrario de oposición política, los pretendidos dirigentes rurales insisten en su rechazo al modelo, a la política económica y a las políticas agropecuarias insistiendo en que quieren ir mucho más allá de las retenciones, agraviando y descalificando, buscando imponer y no dialogar.
Asi han querido ignorar las correcciones ya realizadas en materia de retenciones teniendo como objetivo compensar y mejorar la situación de los pequeños productores y los de las zonas extrapampeanas y no escuchar las propuestas para la solución del problema de los mercados a término.
No se nos escapa que es una disputa de intereses en donde se debe ceder renta. Un 2% de los productores, que concentran el 50% de la producción, no quieren aportar al país los casi 750 millones de dólares correspondientes. Un sector no puede pensarse más importante que el conjunto y la redistribución debe realizarse desde los que más tienen a los que menos tienen y el Estado es el único que a través de sus autoridades legítimas puede operar ese cambio.
Por supuesto, no confundimos la actitud de quienes denunciamos, con aquellos pequeños y medianos productores, mujeres y hombres de campo esforzados, que conforman todos y cada uno de nuestros pequeños pueblos, a quienes seguimos convocando a esta lucha por construir un nuevo país en un dialogo que construya nuevos consensos.
Nos queda todavía mucho por hacer, nos falta para concretar los ideales, nos queda mucho por mejorar, pero sólo podemos hacerlo en el marco de la democracia, el pluralismo, el respeto a las ideas y a la voluntad popular expresada en comicios libres y sin proscripciones.
Lo haremos con la misma convicción y el mismo coraje, la misma energía y el mismo compromiso.
Frente a los agoreros y golpistas que pretenden en definitiva detener los cambios y repetir la historia de largos desencuentros de la Patria, como en el 30, el 55, el 76 y otros golpes de Estado, desde el Partido Justicialista, con apertura y pluralidad asumimos el compromiso de seguir construyendo una nueva Argentina, porque queremos luchar por lo que nos falta, poniendo todo lo que nos sobra: coraje, energía y entusiasmo por un país para todos los argentinos.
LA PATRIA SOMOS TODOS.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 27 de mayo de 2008.-
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