La marcha convocada por los grupos mediáticos, la derecha y los partidos políticos de la oposición tuvo una importante adhesión, equiparable a otras tantas movilizaciones de estos ultimos años e infinitamente
menor al voto popular que eligió a Cristina con mayoría absoluta hace un año.
Los participantes no quisieron ser identificados con un partido político ni con una ideologia. Para sus convocantes son "ciudadanos" o simplemente la "gente" Pero se trata de un grupo heterogéneo de militantes políticos de toda la oposición y una mezcla de desinformados, individualistas, angurrientos, manipulados, distinguidos, privilegiados, evasores, ofendidos, colonizados, incultos, republiquistas, moralistas, etiqueros y otros legitimamente preocupados por su seguridad y sus ingresos.
Todos conforman una corriente de opinión huérfana de una representación política. Y no la tienen porque es imposible que la logren. La marcha es la práctica de la idea de consenso y la muestra de su propio límite. Cualquier articulación o definición destruirá ese consenso. Son, a su manera, una patrulla perdida.
Sin embargo, hay un puñado de deseos que expresan los protagonistas y que interpreta la oposición como un verdadero programa: la destitución del gobierno, la limitación del proyecto nacional y la defensa de los medios de producción del discurso hegemónico y corporativo.
La cuestión es como responder politicamente a los deseos y al programa.
Las quejas y los deseos puntuales son incontrastables sin su traducción política. Nuestro proyecto es uno, conocido y votado. El de ellos múltiple, desconocido y sin expresión partidaria. Seria un error confrontar deseo por deseo para cambiar esas voluntades quejosas, porque como dijo el ruso, para conseguir despojarlos de esa voluntad, se deben modificar esos deseos y eso, esta fuera de la politica.
Respecto a la interpretación de esos deseos, hay que entender que el núcleo de la defensa de los intereses populares no esta en el poder del gobierno, aun cuando ese poder coincida con esos intereses, sino en la resistencia popular. En todo caso queda pendiente construir una forma interpelación puntual y concreta a los programas opositores.
En el día después es esperable la construcción de una apariencia de mayoría, bien sostenida por las imagenes y la cobertura de los medios, en este contexto y con esta legitimidad virtual no sería extraño que el grupo Clarin de el ultimo zarpazo para lograr la inconstitucionalidad de la ley de medios o lisa y llanamente su incumplimiento despues del 7 de diciembre.
Porque de esto se trata. La madre de todas las batallas.
Los participantes no quisieron ser identificados con un partido político ni con una ideologia. Para sus convocantes son "ciudadanos" o simplemente la "gente" Pero se trata de un grupo heterogéneo de militantes políticos de toda la oposición y una mezcla de desinformados, individualistas, angurrientos, manipulados, distinguidos, privilegiados, evasores, ofendidos, colonizados, incultos, republiquistas, moralistas, etiqueros y otros legitimamente preocupados por su seguridad y sus ingresos.
Todos conforman una corriente de opinión huérfana de una representación política. Y no la tienen porque es imposible que la logren. La marcha es la práctica de la idea de consenso y la muestra de su propio límite. Cualquier articulación o definición destruirá ese consenso. Son, a su manera, una patrulla perdida.
Sin embargo, hay un puñado de deseos que expresan los protagonistas y que interpreta la oposición como un verdadero programa: la destitución del gobierno, la limitación del proyecto nacional y la defensa de los medios de producción del discurso hegemónico y corporativo.
La cuestión es como responder politicamente a los deseos y al programa.
Las quejas y los deseos puntuales son incontrastables sin su traducción política. Nuestro proyecto es uno, conocido y votado. El de ellos múltiple, desconocido y sin expresión partidaria. Seria un error confrontar deseo por deseo para cambiar esas voluntades quejosas, porque como dijo el ruso, para conseguir despojarlos de esa voluntad, se deben modificar esos deseos y eso, esta fuera de la politica.
Respecto a la interpretación de esos deseos, hay que entender que el núcleo de la defensa de los intereses populares no esta en el poder del gobierno, aun cuando ese poder coincida con esos intereses, sino en la resistencia popular. En todo caso queda pendiente construir una forma interpelación puntual y concreta a los programas opositores.
En el día después es esperable la construcción de una apariencia de mayoría, bien sostenida por las imagenes y la cobertura de los medios, en este contexto y con esta legitimidad virtual no sería extraño que el grupo Clarin de el ultimo zarpazo para lograr la inconstitucionalidad de la ley de medios o lisa y llanamente su incumplimiento despues del 7 de diciembre.
Porque de esto se trata. La madre de todas las batallas.
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