Cobos, del desmayo a Menem
Me tocó ser designado, en 2001, miembro de una Comisión Nacional para el Mejoramiento de las Universidades. La decisión fue del ex ministro Andrés Delich, e incluyó otros mendocinos, entre ellos Julio Cobos. Viajamos a Buenos Aires, fuimos recibidos en la primera reunión –en la que nada sustantivo se habló– por el entonces presidente Fernando de la Rúa. Volvimos juntos en avión, charlando sobre lo ocurrido.
Al día siguiente, los diarios porteños propalaban en titulares que la comisión había recomendado el arancelamiento de las carreras de grado; es decir, que los alumnos pagaran sus estudios.
Nada de eso se había hablado en la reunión. Coincidimos con Cobos en que se trataba de una maniobra en la cual se nos involucraba, por declaraciones del coordinador de la comisión, el también ex ministro Hugo Juri. Hicimos juntos una conferencia de prensa –documentada por algunos medios de Mendoza– denunciando la situación.
En orden al grosero trato recibido, yo elevé mi renuncia. Cobos me dijo que no lo hacía porque –como decano de la regional Mendoza de la UTN –, él tenía un lugar institucional que resguardar.
Pasemos a hace un par de años, Cobos gobernador.
Recibe críticas, sobre todo desde la derecha, por problemas graves de seguridad en la provincia. Señoras de la Sexta Sección –sus vecinas– que hoy lo aplauden, fueron a su casa a insultarlo y repudiarlo.
Hecho muy sonado en Mendoza: el gobernador quiere salir a dar explicaciones y se desmaya en la puerta de su casa. Es el mismo al que hoy la Sociedad Rural le asigna tenencia de “huevos”.
Varios medios locales –de por entonces maniqueo anticobismo, hoy súbitamente cobistas–, aprovecharon la ocasión para descargar munición gruesa sobre el ahora vicepresidente. No toleraban su alianza con el kirchnerismo.
Este fin de semana –y después de que Cobos la favoreciera en el Senado– la Sociedad Rural , aliada de no pocos golpes de Estado y representación de los intereses económicos más añejos del país, es escenario para ovacionar al político mendocino. El envía una afectuosa carta de salutación, y dos días después recorre el predio junto a Luciano Miguens y Hugo Biolcati. Completa el panorama con insólita llamada telefónica a Carlos Menem, expresión pura de los años de decadencia política y empobrecimiento generalizado de la población.
Sinuosa trayectoria la de Cobos, cuyo “voto no positivo” ha quedado más claro tras su abrupta entronización como héroe de la derecha argentina, y su acercamiento a quien fuera fiel realizador de esa postura ideológica.
Ahora, tardíamente, acabo de entender por qué no estuvimos juntos para renunciar en la circunstancia compartida del año 2001.
Por Roberto Follari
Director de la maestría de Estudios Latinoamericanos de la Univ. Nac. de Cuyo.
Me tocó ser designado, en 2001, miembro de una Comisión Nacional para el Mejoramiento de las Universidades. La decisión fue del ex ministro Andrés Delich, e incluyó otros mendocinos, entre ellos Julio Cobos. Viajamos a Buenos Aires, fuimos recibidos en la primera reunión –en la que nada sustantivo se habló– por el entonces presidente Fernando de la Rúa. Volvimos juntos en avión, charlando sobre lo ocurrido.
Al día siguiente, los diarios porteños propalaban en titulares que la comisión había recomendado el arancelamiento de las carreras de grado; es decir, que los alumnos pagaran sus estudios.
Nada de eso se había hablado en la reunión. Coincidimos con Cobos en que se trataba de una maniobra en la cual se nos involucraba, por declaraciones del coordinador de la comisión, el también ex ministro Hugo Juri. Hicimos juntos una conferencia de prensa –documentada por algunos medios de Mendoza– denunciando la situación.
En orden al grosero trato recibido, yo elevé mi renuncia. Cobos me dijo que no lo hacía porque –como decano de la regional Mendoza de la UTN –, él tenía un lugar institucional que resguardar.
Pasemos a hace un par de años, Cobos gobernador.
Recibe críticas, sobre todo desde la derecha, por problemas graves de seguridad en la provincia. Señoras de la Sexta Sección –sus vecinas– que hoy lo aplauden, fueron a su casa a insultarlo y repudiarlo.
Hecho muy sonado en Mendoza: el gobernador quiere salir a dar explicaciones y se desmaya en la puerta de su casa. Es el mismo al que hoy la Sociedad Rural le asigna tenencia de “huevos”.
Varios medios locales –de por entonces maniqueo anticobismo, hoy súbitamente cobistas–, aprovecharon la ocasión para descargar munición gruesa sobre el ahora vicepresidente. No toleraban su alianza con el kirchnerismo.
Este fin de semana –y después de que Cobos la favoreciera en el Senado– la Sociedad Rural , aliada de no pocos golpes de Estado y representación de los intereses económicos más añejos del país, es escenario para ovacionar al político mendocino. El envía una afectuosa carta de salutación, y dos días después recorre el predio junto a Luciano Miguens y Hugo Biolcati. Completa el panorama con insólita llamada telefónica a Carlos Menem, expresión pura de los años de decadencia política y empobrecimiento generalizado de la población.
Sinuosa trayectoria la de Cobos, cuyo “voto no positivo” ha quedado más claro tras su abrupta entronización como héroe de la derecha argentina, y su acercamiento a quien fuera fiel realizador de esa postura ideológica.
Ahora, tardíamente, acabo de entender por qué no estuvimos juntos para renunciar en la circunstancia compartida del año 2001.
Por Roberto Follari
Director de la maestría de Estudios Latinoamericanos de la Univ. Nac. de Cuyo.
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