No es la primera vez que el Congreso se encuentra vallado y con los accesos restringidos.
En la historia de la democracia, se han tratado leyes impopulares que provocaron protestas, por ejemplo, la ley de flexibilización laboral, privatizaciones, ley de educación, cuyos tratamientos fueron acompañados con decenas de miles de personas protestando en la plaza.
En aquellas oportunidades, el vallado y control policial se limitaba a las calles que rodean el congreso y un poco más, con la finalidad de “garantizar” el normal funcionamiento del parlamento.
Esta vez, se desplegó un enorme operativo del que participó no sólo la policia sino ademas gendarmeria, prefectura, seguridad aeroportuaria, y agentes de civil. Y no solo se valló el perímetro del Congreso, sino que además se cerró el acceso cuatro cuadras a la redonda, deplegandose en esos lugares fuerzas listas para reprimir.
Pero lo que era un operativo destinado a evitar que alguien ingrese al Congreso y entorpezca la sesión, se transformó en una cacería por el centro de la Ciudad, con moviles, hidrantes, y un generoso reparto de gases lacrimógenos y balas de goma.
La ofensiva de la represión logró su objetivo. Evitar que se desarrolle algún tipo de manifestación durante el tratamiento del ajuste jubilatorio.
Ante el fracaso de la sesión, se convocó para el lunes una nueva reunión. Parece que esta vez tienen el quorum necesario, con el aporte de los diputados de Entre Ríos y algunos más. Igualmente hay que estar atentos. Así como se suponía que el jueves pasado tenían los votos, el lunes pueden caer esos numeros, en el quorum o la votación, por el fracaso de negociaciones de ultimo momento.
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