El polo conservador en el Senado ha pretendido marcarle la cancha al gobierno respecto hasta dónde podrá avanzar con su política de redistribución del ingreso. Allí se juntaron radicales (que poco honor le hacen a su apelativo), seguidores de la rosa mística, de otras rosas ya marchitas, provinciales variopintos y conservadores pejotistas. Cuánta razón tenía Mario Wainfeld cuando destacó (palabras que se reprodujeron en este blog) la cantidad de legisladores pejotistas propietarios de tierras, y yo diría con profundos intereses en el negocio agropecuario en su más amplio sentido.
Vendrán tiempos difíciles y de duras batallas para un gobierno que se proponga avanzar hacia una Argentina con desarrollo tecnológico-industrial y con justicia social. Entiendo que este gobierno no es de los que reculan ante la adversidad o la ostentación del poder real (eso se lo dejamos a los radicales, que saben mucho), por ello ha llegado el momento de realizar las tareas pendientes.
Avanzar con políticas dirigidas hacia los sectores populares, tanto en lo económico-social como en lo organizativo, es parte de este nuevo desafío. El peronismo no debe olvidar su origen popular. Allí está la fuente de su legitimación y sostén. No en la histérica clase media, que deberá optar de qué lado de la historia se pone.
Ellos, el pueblo, deben ser los privilegiados de esta nueva etapa de la Argentina. Ellos merecen un mejor vivir, luego de largos años de castigo. Ellos son conscientes de cuáles son sus intereses y cómo defenderlos. Ellos deben volver a engrosar las filas del proletariado industrial argentino y parir una nueva clase media con sueños más generosos.
Habrá que volcar recursos y perfilar una activa participación de un nuevo tipo de Estado. Sabemos que los recursos son escasos ya que muchas son las cosas por resolver y que los demandan en demasía (obras de infraestructura, energía, transporte, salud y educación pública, I+D, deuda externa, etc.). Pero ha llegado la hora de optar. Por caso, habrá que evaluar si no es tiempo de redirigir esa masa de recursos destinados a subsidiar a los sectores medios y medios altos en el derroche del agua, la electricidad, el gas, el gasoil para uso particular, etc. Hay pendiente, también, una reforma tributaria.
Del reciente conflicto por la renta agropecuaria podremos extraer varias enseñanzas, y de entre ellas quiero destacar que no hemos sabido llegar a los sectores populares con nuestro mensaje para que ellos se lo apropiaran. No fue problema de comunicación (aunque algunas cosas del sistema de medios públicos habría que corregir). Directamente nuestro alcance fue limitado. Muchos no sabían de qué se trataba esta pelea y los mensajes transmitidos por los medios masivos de comunicación nos operaron en contra. Esto, indefectiblemente, se revierte con más organización popular. Y su importancia quedó claramente representada a través de la activa participación, en estas históricas jornadas, de los movimientos sociales, que en todo momento dijeron presente!, cuando el momento lo requería.
A ellos todo mi reconocimiento y un no aflojen!
Ardi Beltza
Vendrán tiempos difíciles y de duras batallas para un gobierno que se proponga avanzar hacia una Argentina con desarrollo tecnológico-industrial y con justicia social. Entiendo que este gobierno no es de los que reculan ante la adversidad o la ostentación del poder real (eso se lo dejamos a los radicales, que saben mucho), por ello ha llegado el momento de realizar las tareas pendientes.
Avanzar con políticas dirigidas hacia los sectores populares, tanto en lo económico-social como en lo organizativo, es parte de este nuevo desafío. El peronismo no debe olvidar su origen popular. Allí está la fuente de su legitimación y sostén. No en la histérica clase media, que deberá optar de qué lado de la historia se pone.
Ellos, el pueblo, deben ser los privilegiados de esta nueva etapa de la Argentina. Ellos merecen un mejor vivir, luego de largos años de castigo. Ellos son conscientes de cuáles son sus intereses y cómo defenderlos. Ellos deben volver a engrosar las filas del proletariado industrial argentino y parir una nueva clase media con sueños más generosos.
Habrá que volcar recursos y perfilar una activa participación de un nuevo tipo de Estado. Sabemos que los recursos son escasos ya que muchas son las cosas por resolver y que los demandan en demasía (obras de infraestructura, energía, transporte, salud y educación pública, I+D, deuda externa, etc.). Pero ha llegado la hora de optar. Por caso, habrá que evaluar si no es tiempo de redirigir esa masa de recursos destinados a subsidiar a los sectores medios y medios altos en el derroche del agua, la electricidad, el gas, el gasoil para uso particular, etc. Hay pendiente, también, una reforma tributaria.
Del reciente conflicto por la renta agropecuaria podremos extraer varias enseñanzas, y de entre ellas quiero destacar que no hemos sabido llegar a los sectores populares con nuestro mensaje para que ellos se lo apropiaran. No fue problema de comunicación (aunque algunas cosas del sistema de medios públicos habría que corregir). Directamente nuestro alcance fue limitado. Muchos no sabían de qué se trataba esta pelea y los mensajes transmitidos por los medios masivos de comunicación nos operaron en contra. Esto, indefectiblemente, se revierte con más organización popular. Y su importancia quedó claramente representada a través de la activa participación, en estas históricas jornadas, de los movimientos sociales, que en todo momento dijeron presente!, cuando el momento lo requería.
A ellos todo mi reconocimiento y un no aflojen!
Ardi Beltza
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