En el primer semestre del año 2012 la balanza comercial fue superavitaria en 7.336 millones de dólares, cifra que representó un aumento del 26% con respecto a igual período del año anterior. El total exportado fue de 39.647 millones de dólares contra 32.311 millones de dólares desembolsados en importaciones.
Este resultado, informado por el INDEC mereció una nota en La Nación titulada "Las importaciones de bienes de capital cayeron 38% en junio" exprimiendo el informe de tal manera que ratifica aquello de la cadena del desánimo con infografía y todo.
Lo que no aclara La Nación es que la caida de importaciones de bienes de capital se debe principalmente a menores adquisiciones de computadoras portátiles, tractores de carretera para semirremolques, máquinas de sondeo rotativas, vehículos automóviles para transporte mayor o igual a diez personas, chasis con motor y cabina y vehículos para transporte de mercancías. De esta manera, La nación generaliza a partir de un dato parcial para concluir que estamos al borde del abismo. Días atrás, tampoco tuvo demasiada repercusión la difusión de los datos del primer semestre sobre el resultado primario del sector público Nacional, que acumuló la suma de 4.893 millones de pesos en ese período.
Ambos indicadores, balanza comercial y el resultado primario del sector público reflejan una situación economía que se sostiene lejos del desastre, demostrando que es posible gestionar en un contexto de crisis mundial sin las recetas del neoliberalismo.
Y sin embargo, las voces de los promotores del fracaso están todavía entre nosotros.
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