Hay demasiada sangre vertida como para perder tiempo en pelotudeces

Varios días de tapas en Clarín y columnas en La Nación sobre el “caso Schoklender”. Morales Solá explicita el balance al que deben apuntar los escribas multimedios “La historia aguarda al kirchnerismo con el reconocimiento por haber promovido la revisión del pasado y con el reproche por haber convertido la noble causa de los derechos humanos en una simple herramienta para la construcción y la destrucción política”

Este dia iba a llegar, tarde o temprano Hebe iba a ser interpelada por su compromiso político y por el hecho de hacer de Madres una organización viva que entre sus múltiples actividades es una “herramienta para la construcción” de viviendas dignas para miles de argentinos. Y para lograrlo maneja plata y como sabemos, siempre puede haber problemas.

Quizás el progresismo testimonial prefiere que las organizaciones de derechos humanos sigan siendo sólo aquellas vigilantes y reclamantes de justicia. Pero el tiempo es otro, hay miles de juicios y testimonios, cientos de detenidos, causas que avanzan trabajosamente acercándose, como debe suceder inevitablemente cuando hay verdad y justicia, al corazón de la represión: las complicidades civiles.

Y eso es actual, toca directamente a protagonistas activos de la economía, los medios y la política. La inmensa mayoría son personajes anónimos. Pero a veces les llega la indagatoria y “caen en desgracia” como suelen decir los camaradas de armas desalojando los espacios que ocupan y alojándose en los espacios que deben ocupar.

Así, el avance de la causa de los derechos humanos se transforma en “herramienta para la construcción y la destrucción política” y precisamente por eso sigue siendo noble por un lado y Noble por el otro.

Bien por Morales Solá. Esta vez

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